La entrega
Mi nombre es Iván. Construí un personaje y, con el tiempo, me cansé de él… o tal vez él se cansó de mí. Llegó el momento de entregar a Van Klimen.
“Van Klimen” nació alrededor de 2018, cuando empecé a experimentar con música en mi computadora. Surgió como un ente virtual que suplía la falta de otros músicos que me acompañaran. Nada novedoso: muchos artistas vienen haciendo lo mismo en sus home studios, y la pandemia no hizo más que acelerar ese proceso —aceleró muchas cosas, en realidad—.
Con Van Klimen grabé dos EPs y varios singles que difícilmente puedan encasillarse en un género, aunque siempre orbitan la experimentación con la canción. En el camino hice shows: algunos intentando llevar al formato banda aquello que había pasado en el estudio; otros con pistas, apostando a la performance, el humor y la parodia; y otros acústicos, forzándome a una presentación más limitada a mis recursos.
De ese menjunje nació Manual algorítmico para artistas, un show paródico que hago desde 2021, donde una Inteligencia Artificial dicta —entre digresiones— lo que “Van Klimen” debe hacer para convertirse en un “verdadero artista”.
El formato acústico, en cambio, nació como una solución práctica, pero terminó revelándome algo distinto. Encontré una faceta de trovador, otro vínculo con la guitarra y con la voz. Algo nuevo apareció ahí… y no estaba seguro de si seguía siendo Van Klimen.
Durante un tiempo, ambas versiones convivieron como una especie de Dr. Jekyll y Mr. Hyde musicales. Pero hace poco decidí separarlas y convertir a Van Klimen en una entidad puramente digital y electrónica. Me senté frente a la computadora a explorar sus posibilidades y grabé un disco imposible de tocar en vivo sin pistas: Los días que transcurren. Ocho canciones caseras registradas entre 2024 y 2025. Lo mezclé y lo mastericé yo mismo para insistir en el espíritu del hazlo tú mismo.
Porque eso es Van Klimen: hacerlo nosotros mismos porque no hay otra alternativa y como una cuestión de principios al mismo tiempo. Aunque nunca quise que partiera del individualismo —aunque, el medio es el mensaje y las redes tienden a reforzar esa lectura. Por lo tanto, tampoco quería que esta nueva etapa se redujera a una excusa para subir una foto a redes y rogar que alguien escuche mi música en un acto de vanidad. Por eso convoqué a Sofi Q., con su proyecto Arte Lilah, para expandir juntos el universo del disco: shows, videos, identidad visual. Ideas para romper el cerco.
Pero algo seguía latiendo. Sentía que, aun con toda nuestra creatividad puesta en el juego seguíamos alimentando a la gran máquina: la caja negra de las redes sociales, ese algoritmo que se nutre de nuestras opiniones, identidades, miedos, afectos, sexualidades, políticas y arte para construir perfiles de consumo que solo retroalimentan su propio sistema. Además tampoco ayuda sostener un perfil artístico que oscila entre dos polos cuando el algoritmo pide definiciones constantes.
Entonces lo supe: estaba cansado.
Me abrí a lo que sentía y, en un acto de verborragia, apareció la idea de abandonar a Van Klimen. Pero no quiero borrarlo: quiero entregarlo. Convertirlo en su propio manual: un manual para jugar a ser artista y encontrar algo por fuera del espejo.
Como si fuera un Van Klimen de código abierto, creo este manual en una página donde convivirán tutoriales no convencionales de Ableton, guiones de shows delirantes, ideas de vestuario, talleres de composición, digresiones poético-filosóficas, acordes de canciones, pistas sobre el error, guías para escribir letras y otros tantos desvaríos.
Van Klimen será un manual abierto en la red, esperando que de él florezcan otras versiones: síntesis, antítesis o algo completamente distinto.
Mientras tanto, yo me quedaré viendo qué sucede, construyendo mi nuevo personaje… y, quizá, jugando de vez en cuando con las versiones Van Klimen: Androide , Trovador y las que resta por crear .
Iván Melink.
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